El Reloj del Juicio Final en el momento más complicado del Planeta

Opinión
El Bulletin of the Atomic Scientist anunciaron que el famoso Reloj del Juicio Final se encuentra ahora a solo 89 segundos de la medianoche.

Por: José Luis Torres Betanzos y Roberto González Ángeles.

Desde el inicio de este año 2025, el Bulletin of the Atomic Scientists—una organización conformada por reconocidos científicos a nivel mundial, incluidos varios premios Nobel— anunciaron que el famoso Reloj del Juicio Final se encuentra ahora a solo 89 segundos de la medianoche.

Este reloj prioriza el fin de la civilización tal como la vivimos y conocemos. Es preciso mencionar que está basada acorde a los riesgos existenciales que enfrenta el planeta en la actualidad en muchos aspectos y la gravedad del momento actual.

El reloj simbólico nació en 1947, a raíz de la conciencia de los científicos del Proyecto Manhattan y tras las consecuencias de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki,
crearon este mecanismo de alerta para advertir a la humanidad sobre los peligros que enfrentamos. Cuando se estableció por primera vez, las manecillas marcaban siete minutos para la medianoche (420 segundos); en la actualidad, hemos retrocedido hasta los 89 segundos.

La evaluación que realizan los científicos en lo que vamos de este año 2025, es que ya no se considera únicamente a la amenaza nuclear como un peligro al planeta, sino que, además, los riesgos se encuentran en las guerras en Ucrania y Medio Oriente, el cambio climático y las temperaturas extremas, los avances no regulados en biotecnología, y especialmente, la incursión de la inteligencia artificial.

Casi llegando a la mitad de este año, podemos decir que lo más inquietante no es la proximidad del peligro, sino la aparente incapacidad para procesarlo. Estamos viviendo, por una parte, en una era de sobreinformación, donde las amenazas bélicas compiten con la atención en memes, escándalos políticos y tendencias en las redes sociales.

Hemos normalizado lo anormal. Por otro lado, la inteligencia artificial, incursionada como el próximo gran salto evolutivo de la humanidad, podría convertirse
en un factor detonante; Nos preguntamos: ¿Qué pasaría si las decisiones sobre algún ataque militar de índole nuclear quedarán en manos de algoritmos que carecen de un sentido común humano?

Aunado a ello, la carrera nuclear de Irán y las pruebas de Corea del Norte, ponen la posibilidad de un enfrentamiento nuclear al alcance de un clic. La posición de estas denominadas potencias o países desarrollados revelan la irresponsabilidad de unos y la impotencia de otros ante un escenario que puede volverse irreparable en minutos.

El fenómeno que está alterando las condiciones en muchos países es el cambio climático, el cual avanza a pasos constantes, y sus efectos están afectando muchos entornos, a través de: incendios forestales incontrolables, huracanes devastadores, las sequías extremas, lluvias atípicas, crisis alimentarias, entre otros.

Los tratados mundiales habían acordado la promesa de limitar el aumento de la temperatura a 2 grados Celsius, algo que no se ha visto en gran magnitud. Aunque se ha avanzado en alternativas como las energías renovables y la adopción de políticas para reducir emisiones, las acciones en pro del planeta son todavía lentas y dispersas.

La cuestión no es solo en el sector agropecuario o en el entorno ambiental, sino existencial, pero si no se logra actuar ante estos efectos de calentamiento climático, las condiciones para la vida se ponen en peligro para la flora y fauna de manera irrevocablemente a corto plazo.

Otro de los elementos mencionados para analizar, la tecnología, ha demostrado ser un arma de doble filo. La proliferación de la inteligencia artificial, la expansión de las herramientas cibernéticas, representan amenazas que la comunidad no ha sabido gestionar con eficacia. Si bien, el uso de drones, los conflictos en el espacio, y el desarrollo de armas hipersónicas, muestran un avance tecnológico, también reflejan un posible doble uso, una herramienta para la paz, así como una nueva forma de arma militar.

Ante estos escenarios, las acciones de los líderes internacionales parecen insuficientes, y muchas veces son más motivadas por los intereses políticos o económicos en el corto plazo. Y esto ocasiona la presión social, los movimientos ciudadanos, las protestas y la movilización en redes sociales, los cuales demandan un liderazgo responsable, de presupuestos destinados a la ciencia y la cooperación internacional, y de políticas públicas centradas en la sostenibilidad, las cuales deben ser acciones prioritarias.

El mensaje que emite el Reloj del Juicio Final es una invitación a la acción. La ciencia y la historia nos enseñan que no todo está perdido, que incluso en los momentos más oscuros, la voluntad y la determinación de las sociedades pueden transformar la realidad. La esperanza no es ingenua; es una opción activa, que requiere compromiso, sacrificio y solidaridad.

El Reloj del Juicio Final, o también denominado del Apocalipsis, no es un instrumento de terror, sino un llamado a la cordura; su propósito no es el generar miedo, sino concientizar a la acción. Debe ser un llamado a disminuir los intereses políticos, sociales, productivos y económicos de algunos, que a corto plazo solo dictan decisiones que afectan la supervivencia de la población.

Lo que debemos pensar es en si seremos capaces, como comunidad global, de tomar las decisiones necesarias para alejar esa aguja y garantizar un futuro habitable para las próximas generaciones. La respuesta no puede ser solo de los líderes políticos; es, ante todo, un compromiso de toda la humanidad.

El reloj marca 89 segundos. El tiempo se nos está agotando.

 

 

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