Glosario chairo

Opinión
Se quiere imponer la nueva narrativa que simula transformación o simplemente oculta las consecuencias

Vivimos tiempos en que la imposición de un régimen autoritario conlleva adoctrinamiento, y este implica renombrar cosas, lugares, episodios y hasta creencias. Se quiere imponer la nueva narrativa que simula transformación o simplemente oculta las consecuencias en que deviene un gobierno incompetente y de ocurrencias.

Y como la primera consigna es dividir para vencer, el término “oposición” es sustituido por palabras como adversario o fifí. Los gobiernistas se resignan a llamarse chairos; los medios de comunicación son enemigos; los youtuberos presumen independencia (aunque no oculten su voracidad chayotera); los verdaderos fachos son defensores del pueblo y los críticos, fachos; priístas conversos son morenistas y los altos mandos de Morena siguen siendo priístas.

En la historia nacional, el Peje es el nuevo Madero; AMLO es presidente Juárez y como expresidente es Calles; Claudia se apellida Ortiz Rubio y la casa de enfrente es La Chingada. Ha sido proscrita la palabra “nepotismo” y ahora hay “miembros del movimiento”; a los corruptos se les llama leales y a los leales, siervos de la Nación; se exonera a los malos y se indician pernos y trabes. Los estatutos del Foro de Sao Paulo transmutaron a “nueva escuela mexicana”.

El gasolinazo es un ajuste de precios en términos reales; los moches son aportaciones y la compra de votos se transformó en “apoyos sociales”; la deuda son recursos para la transformación y ante la dificultad de rebautizar “déficit” simplemente se dice que lo que ello signifique es culpa de los neoliberales. De crecimiento económico ni hablamos: aquí aplica la palabra “felicidad”.

Violencia es “inercia del pasado” y homicidios una simple estadística (que va a la baja, of course).  Escasez de medicinas es golpismo. Pobreza es lealtad y las pensiones, abyecto agradecimiento. Los trenes no se descarrilan, sino experimentan “sujeción no adecuada de vía”; los apagones son “suspensiones estratégicas intermitentes de energía eléctrica”.

Los analistas políticos solo merecen ser llamados así si son pro 4T, y ahora el chayote lo provee la derecha y no el gobierno, aunque siga siendo dinero público. Carmen es traición y Viri visión de futuro. El intelectual debe ser más Epigmenio y menos Krauze.

Regresar a lo que destruyó el Jefe Máximo es inaceptable, pero para ello sirve el cambio de nomenclatura: las guarderías serán ahora Centros de Atención Infantil; las asociaciones público-privadas mudan su piel a esquemas mixtos de financiamiento. Llega el ilusionismo con el AIFA como uno de los aeropuertos más hermosos del mundo; los derechos humanos se hicieron Piedra y el fraude electoral simplemente cambió de apellido, de Bartlett a Taddei.

El violador gobierna y la plagiaria imparte justicia. La Corte será pronto Suprema Cortesana y los jueces, militantes. La regulación se compone de normas acomodaticias y la autonomía sólo se justifica si está sujeta a la voluntad superior de la autocracia, autodenominada “pueblo bueno”.

Para colmo, el “anillo al dedo” mutó de virus mortal a magnate naranja. Y el estancamiento ya no será culpa del Covid 19, sino de Donald Trump.

En fin, si no encuentran explicación a algo de lo que nos está ocurriendo, o desconocen un sinónimo para lo indeseable, simplemente pregunten “¿cuánto gana Loret?”.