Carniceros ayer, reses hoy

Opinión
Carniceros ayer, reses hoy

Si en materia de seguridad pública el desastre nacional es responsabilidad de Felipe Calderón, que dejó el poder hace 13 años, en materia de justicia la mal llamada Cuarta Transformación “presume” que el titular de esa área en aquel gobierno esté preso y condenado en una prisión de los Estados Unidos.

Sin embargo, la realidad se impone: las cifras de criminalidad son mucho mayores bajo la 4T que en el calderonato, y Genaro García Luna no fue enjuiciado por el Estado mexicano sino por el país vecino.

Pero vayamos más allá, porque si durante años tanto Andrés Manuel López Obrador como Claudia Sheinbaum han celebrado que el extitular de Seguridad Pública esté tras las rejas, como si eso hubiera resuelto el lacerante problema de los homicidios, secuestros, extorsiones y robos comunes, quizá sin darse cuenta le dieron legitimidad a los testimonios que determinaron la condena y sentencia de García Luna.

¿Y de dónde provienen tales señalamientos que condujeron a la culpabilidad referida?  Sí: de criminales convertidos en testigos protegidos del gobierno norteamericano, a cambio de información sobre la lamentabilísima condición de México como un narco-gobierno.

Lo malo es que ahora, con AMLO agazapado y Sheinbaum acorralada, el acuerdo del hijo de El Chapo, Ovidio Guzmán, para declararse culpable ante un juez, abre la puerta a que fluya información que señale directamente como cómplices del crimen a los más conspicuos representantes de la 4T.

Y como ellos, los carniceros de ayer, pueden convertirse en las reses de hoy, simplemente descalifican a los mismos que encerraron al odiado García Luna.  Lo que es la vida.

No debe sorprendernos: si con la mano en la cintura siguen mintiendo sobre la tragedia del desabasto de medicamentos o sobre el excesivo endeudamiento que ahoga las finanzas públicas nacionales, es fácil olvidar lo dicho y condenar lo que antes celebraron.

Lo que sí me sorprende es el desastroso manejo de crisis de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien exige respeto a la investidura presidencial pero se pone a discutir públicamente con el abogado de un narco confeso, y además lo hace en Sinaloa, ¡y con el muy señalado gobernador Rubén Rocha Moya a su lado!!

¿No hay nadie que le ayude a la señora con A?

Le urge, porque además, parece que la persigue el mal fario. Todo lo aquí señalado ocurrió al mismo tiempo que enviaba a Washington a su canciller y a su secretario de Economía a negociar los temas bilaterales, en una jornada negra para México que cerró con una misiva que Donald Trump envió a su contraparte para anunciarle la imposición de nuevos aranceles comerciales en represalia porque no se ha hecho lo suficiente en materia de trasiego de drogas.

Y la única arma de defensa seguirá siendo el “masiosare”, la defensa de la soberanía nacional y la chocante y ya desgastada especie de que “no somos piñata de nadie”.

Presidenta: por si no se ha dado cuenta, la piñata se está ya rompiendo.