La Cumbre de la ONU sobre el Cambio Climático COP 29 y los retos en México
Opinión
Por: José Luis Torres Betanzos y Roberto González Ángeles.
La Conferencia de las Partes (COP 29) celebrada en Bakú, Azerbaiyán, ha dejado tras de sí resultados preocupantes que reflejan la complejidad de los desafíos globales frente al cambio climático. Lejos de ser un punto de inflexión definitivo, se evidencia la distancia abismal entre las intenciones declarativas y la urgencia real de la crisis climática.
El compromiso de los países desarrollados de aportar 300 mil millones de dólares anuales hasta 2035 para ayudar a las naciones más vulnerables, es solo un ejercicio de compromiso público más que una solución estructural y vinculada a acciones de control, manejo y adaptabilidad a este nuevo escenario mundial.
Para el caso de México, se verá reflejado en un panorama desalentador. El país está transitando por una de las peores crisis hídricas. Solo por mencionar, en el Valle de México se encuentra al borde del denominado “día cero”, escenario donde el suministro de agua podría colapsar por completo a la gran Metrópoli. Considerando que el 90% del territorio nacional está experimentando algún grado de sequía, siendo el norte del país como la región que más ha visualizado estos fenómenos de la naturaleza.
Estos son solo algunos efectos que estamos viviendo, pero la perspectiva para el año 2025 es de una crisis que erosiona en aumento la seguridad alimentaria y el acceso de agua para el bienestar de la población, las afectaciones en lo económico y en lo social a comunidades rurales y amenazando directamente los bienes y servicios. En el sector agropecuario, ya es una amenaza para ganaderos el verse obligados a vender su ganado; los agricultores a generar producciones limitantes al tener campos áridos.
Entidades como Sinaloa, Jalisco, Chihuahua, Nuevo León, Oaxaca y Veracruz, están siendo mayormente afectados dentro de su producción agroalimentaria. Ante la disminución de los niveles de agua en ríos, lagos y acuíferos, generará un efecto aún más significativo directamente en la producción de alimentos básicos como maíz, frijol, arroz y trigo.
La administración gubernamental tiene que contemplar la promoción al fortalecimiento de dependencias como la CONAGUA, SEMARNAT, SADER y las relacionadas con el campo y el medio ambiente para potenciar, mitigar, controlar, manejar y prevenir el impacto en la emisión de gases de efecto invernadero y la generación de energías limpias.
La magnitud de escenarios que enfrentará México en los próximos años, representará una transformación radical de conciencia, acciones concisas y no solo medidas vulnerables y expuestas al aire. El compromiso como población, radica en nuestra capacidad de transformación. Necesitamos políticas con efecto significativo, inversión sostenida en infraestructura verde y, sobre todo, una propuesta real que vaya más allá de los discursos y se traduzca en acciones concretas.