Debacle económica y pretextos chairos
Opinión
El mismísimo Andrés Manuel López Obrador reconoció públicamente que el 1 de diciembre de 2018 recibió un país en orden, con una economía en marcha, finanzas públicas sanas y un crecimiento que era modesto, pero que prometió acelerar.
Ello no ocurrió y todo cambió en seis años de derroche, ocurrencias e irresponsabilidad fiscal. Claudia Sheinbaum recibió un desastre de finanzas públicas: elevado déficit, abultada deuda externa, baja inversión pública y cuentas por pagar al por mayor, solo por mencionar algunos elementos de la pésima administración obradorista.
Aun si la actual presidenta hubiera revertido las perniciosas decisiones de su antecesor en materia económica, los indicadores no hubieran cambiado demasiado en su primer año de gobierno, pero por lo menos habrían modificado la expectativa de confianza, condición indispensable para aspirar al desarrollo económico. Tampoco sucedió y los resultados están a la vista.
Llevamos 7 años en que la economía mexicana no crece; el PIB per cápita es menor que el registrado en 2018; el déficit fiscal significa simplemente que las finanzas públicas están quebradas; la deuda pasó de 10 a más de 18 billones de pesos y habrá de estar duplicada el año que entra; la inversión no fluye y la fuga de capitales es constante.
Mientras tanto, los pretextos han fluido uno por uno, en las mañaneras o en los espacios propagandísticos oficialistas: durante los primeros 3 años se culpó al COVID. Y luego se le dio una prórroga a esa falacia, aunque México haya sido el país que registró un menor rebote después de la pandemia. Posteriormente, la “culpa” del espasmo fue de la guerra Rusia-Ucrania, sin faltar por supuesto la chocante transferencia de responsabilidades a un pasado supuestamente perverso que no se ha podido revertir.
Ahora, nos quieren convencer de que el estancamiento económico es un tema coyuntural asociado exclusivamente a la política arancelaria de Donald Trump, a las protestas callejeras y hasta a los temporales de una furiosa época de lluvias. Vaya caraduras los que nos gobiernan y quienes les aplauden.
Es más que obvio que el estancamiento económico es estructural y comenzó con la cancelación del proyecto con el que hoy tendríamos ya un aeropuerto de vanguardia. Está claro también que los malos resultados de la 4T fueron autoinfligidos también por el cambio de reglas y contratos en materia energética, la desaparición de organismos autónomos, las trampas para apoderarse por completo del Poder Legislativo Federal y, finalmente, la reforma judicial que convirtió ya a la Suprema Corte y a los juzgados de todos los niveles en un circo de varias pistas de incompetencia y de chairismo.
El caso es que este año 2025, el crecimiento del PIB estará nuevamente más cerca del 0 que del 1 por ciento, por todas esas razones.
En América Latina, México solo le gana en crecimiento a Venezuela y Cuba. Todos los demás países de la región crecen más, incluyendo Colombia, Bolivia y Argentina. Es un desastre
Empezamos ya a pagar la borrachera financiera del sexenio pasado, y la presidenta Claudia Sheinbaum no solo defiende al generoso cantinero que la antecedió (y que sigue siendo el dueño de la cantina), sino que busca recursos por debajo de las piedras para seguir sirviendo tragos.
En lenguaje neoliberal sería “el error” de septiembre de 2024.
Como dicen ya muchos: ¡agárrense!